5/3/15

- Soldado desplomado -

Lo recuerdo todo diariamente. Cada palabra, cada suspiro, cada tic tac del reloj que colgaba sobre mi cabeza. Todo lo que pasó. Así que no tuve más remedio que ir a mi habitación y desplomarme sobre la cama, pensando que tal vez la gente es la lluvia y yo soy el huracán que viene después de la tormenta. En una vida como la nuestra, ordinaria, el amor y el afecto de los demás es como un cuento de hadas. Unos más sombríos que otros, como nuestro caso. Nunca podré olvidarlo. Aunque frote y frote mi cabeza con desinfectante. Simplemente no puedo borrar los recuerdos de mi cerebro y los sentimientos. No sé cuánto más voy a poder vivir con estas cicatrices. No me gusta verlas cada día. No puedes vivir con las personas que se han ido pero sí con sus recuerdos que se convierten en pálidos, fríos, lejanos y dolorosos. Como fotografías descoloridas o tu juguete preferido olvidado y escondido en el fondo de algún baúl. No puedo borrar ni olvidar cosas importantes que están dentro de mí y tampoco puedo ignorarlas. Nada puede ser como fue. Porque recordemos que no soy como tú, yo siento cada palabra que digo. Porque muestro mis sentimientos con mucho cuidado y los digo silenciosamente al oído. No, no soy como tú.

18/1/15

- Nubes por la habitación -

En mi habitación todo está nublado. El día pasa de rojo a naranja y después a negro. La noche asciende y nos sorprende tirados en el suelo de madera donde nos inspiramos y expiramos. Miramos mientras, al reloj que va arrastrando las horas y vomitamos sangre a partes iguales; espero que nuestro tipo de sangre sea compatible. Quisiera disfrazarme de piedra y salir a tropezar, caer sin darme cuenta, allá donde vaya siempre creo borrones. Todavía tengo muchos nudos que deshacer y mucha tela que cortar para poder vestirme de astronauta y quedar como un idiota mientras sigo sin saber lo que hago, pero aún así, quiero hacerlo. Y si sonrío es porque ya lo sé. Y no hablo del "para siempre", hablo del "mañana será otro día" y "continuará", hablo de que quizá, esta vez no haya que huir y de que huir esta vez signifique ir corriendo a buscarte. Y así, el sobrevivir se hizo por escrito mientras el mundo giraba. Y me pregunto si, dondequiera que estemos cada uno de nosotros, aunque sea en extremos opuestos del planeta, llegaremos a estar algún día juntos de nuevo. Mentiría  si dijera que no te quiero a mi lado, así que solo esperaré. Como quien espera algo con tanto valor que se acaba olvidando de ello. Solo que en este caso no lo voy a olvidar.

8/1/15

- De mapas y corazones -

Últimamente no me siento bien. Creo que me paso demasiado tiempo mirando al techo donde cuelga un mapa gigante. No sé quién soy ni sé si quiero seguir viviendo en este mundo que llamamos Tierra. A veces me pregunto cómo o quién ha escogido los colores para los países. Yo nunca podría ser cartógrafo porque soy muy inseguro y tal vez me cueste años elegir de qué color sería Francia o Canadá en mi mapa. Muchas veces me han dicho que le doy demasiada importancia a todas las decisiones y a todos los errores que comete la gente que más quiero pero, en mi piel hay quemaduras creadas por sentimientos más rojas que mi propia sangre. Los mapas en realidad nunca se terminan. Son estáticos y no tienen en cuenta a la gente que muere dentro de sus zonas coloreadas o a la gente que lucha por no perder a la persona que más quiere y todos sus esfuerzos son en vano. Los mapas no se dan cuenta de los graves sucesos que pasan en su interior. Muchas veces he sentido que mi piel es un mapa. Puedo trazar una línea en zigzag hasta tu corazón pero seguro que no entenderás la topografía del mío. Escribo mucho sobre mí mismo en clave porque quiero que me lean atentamente y me descifren como a un mapa. Mi mejor amigo imaginario se peleó conmigo hace meses porque le gustan los mapas pequeños, de esos que caben en el bolsillo del pantalón que cuentan historias con solo seguir las huellas dactilares dispersadas por él y mapas de los sitios donde ha crecido. En cambio a mí me gustan los mapas grandes, de sitios que aún no conozco y que no puedan dejar huellas de mis sueños y de mis sentimientos. No me importa que a él le gusten los mapas pequeños. Pero me apasiona la inmensidad del mar y del aire. Me gusta creer que es fácil volar entre océanos para perseguir nuestros sueños más egoístas. Seguir a la Osa mayor aunque no la vea siempre. Porque veo constelaciones en tu espalda que aún no han sido creadas y porque mi piel está hecha de mapas.
La mayoría de gente se queda a vivir en el sitio donde nacen. Pero yo no quiero eso. Siempre he sido inconformista y no quiero quedarme en un pueblo donde no se cree en la libertad de expresión ni en la libertad de amar a quien tú quieras amar.
Desde pequeño he tenido una extraña habilidad para la geografía. Indagar en los mapas, descubrir sus secretos poco a poco y memorizar sus partes más importantes en mí. Puedo ver cómo los países se unen, divididos entre fronteras, acariciándose y mezclando sus colores.
Cuando tienes una brújula es mucho más fácil ver cosas que jamás ocurrieron. No estoy mintiendo cuando digo que soy infeliz aquí. Que estoy roto entre dos mares que luchan por ganar más territorio en mi piel.
Quiero vivir en un lugar donde algún chico cuide de mí y hable un idioma distinto al mío. Mi país no tiene color y creo que nadie se ha tomado la molestia de colorearlo ni edificarlo. Donde los semáforos adviertan de mis cambios de humor y las aceras lleven tu nombre escrito en morse.
Ayer soñé que bailábamos sobre Europa y visitábamos cada país juntos, cogidos de la mano, con unas maletas a la espalda y con nuestros sueños tatuados en nuestros ojos.